(Photo credit: Content Pixie)
En el
artículo anterior, hablaba de la importancia de
legitimar la parada
en este mundo aceleradísimo en el que vivimos. Para ello, es importante saber regular nuestra energía.
Siento recordaros que, como seres humanos, nuestra energía es finita…sí, por mucho que a veces nos gustaría, no podemos estar a tope las 24 horas del día. Todos somos diferentes y tenemos necesidades variables, algunos necesitan dormir algo más que otros, algunos son matutinos y otros vespertinos, etc.
En todo caso, el ser humano necesita alternar entre períodos de rendimiento y de descanso.
Sabemos que el ritmo de vida que llevamos reta mucho esta necesidad, y demasiadas veces, nos vemos empujando la “máquina”
hasta el agotamiento físico, mental y/o emocional.
Eso pasa cuando nos queremos mantenernos en la acción y en el rendimiento demasiado tiempo, sin darnos permiso para parar, aunque sean unos pocos y cualitativos minutos. Entonces llegamos a una zona en la que sí seguimos en la acción, pero ya notamos que no estamos tan productivos, tan creativos (¡ni tan pacientes!) como nos gustaría. El cuerpo, cuando nos encontramos en esta zona, nos va mandando señales de alerta, como los coches no avisan de que nos estamos quedando en la reserva…Por ejemplo, nos cuesta concentrarnos, la vista se nos hace borrosa y necesitamos un extra-esfuerzo para leer un texto, concentrarnos, seguir o participar en una conversación, nos podemos volver más irritables, etc.
Cada uno tenemos nuestras propias señales y son muy valiosas
ya que, si conseguimos identificarlas, comprenderlas y usarlas para parar y recargar las pilas, podremos volver a la zona de concentración, de productividad y de creatividad.
Pero si no es el caso, entonces, el cuerpo, muy sabio, nos manda a parar
– nos bloqueamos, empezamos a notar que lo que tenemos por delante, por muy alcanzable que pueda ser en otras condiciones, ya nos supera, incluso podemos sentir cierta tristeza, sentir que estamos en la zona“de bajón”.
Para poder saber por dónde empezar para regular tu energía, responde a las siguientes preguntas:
- En qué zona(s) me he encontrado con más frecuencia
en los últimos días/semanas/meses?
- ¿Cuando estoy en la zona de rendimiento, a qué dedico mi tiempo? ¿Realmente lo dedico a lo importante, relevante y urgente para mí?
- ¿Cuántas pausas
me otorgo en el día? ¿Del 0 al 10 cuál es el nivel de calidad de estas pausas?
- ¿Cuáles son mis señales físicas, mentales y emocionales
cuando entro en la zona de extra-esfuerzo?
- ¿Con qué frecuencia visito la zona de bajón? ¿Como suelo salir de allí? En el futuro, ¿qué podría hacer para evitarlo?
En la sociedad en la que vivimos, es normal atravesar estas diferentes zonas. De hecho, algunos días, ¡pasamos por todas ellas! Donde realmente nos debe de llamar la atención es cuando empezamos a pasar demasiado tiempo en la zona de extra-esfuerzo o en la de “bajón”, porque esto, poco a poco, se puede convertir en algo latente, e incluso a impactar nuestra salud física, mental y/o emocional.
Como muchas cosas, la regulación empieza por una toma de consciencia y desde el autoconocimiento (¡y el autocuidado!). Te invito a que te dediques una pausa de calidad para reflexionar y proponerte babysteps, pequeñitas acciones para regular tu energía legitimando la parada.